Una charla informal entre dos expertas en juventud: la Dra. Hina Talib y Nicole López, de Meta

En mi opinión, lo mejor es abordar esta conversación con una curiosidad genuina y una mentalidad abierta. Les daré tres consejos para entablar estas conversaciones tan importantes. En primer lugar, tengan curiosidad y pídanles que les expliquen cómo usan la tecnología durante el día, qué apps o plataformas utilizan, cuáles son sus cuentas favoritas y por qué, y con qué juegos se divierten más. Si pueden, también pasen un tiempo juntos echando un vistazo a sus cuentas y jugando con ellos a sus juegos favoritos. En segundo lugar, permitan que saquen sus propias conclusiones. Pregúntenles hasta qué punto están conformes con el uso que hacen de los medios sociales o del teléfono. Esto es literalmente lo que yo hago cuando recibo a adolescentes en mis consultas. Les pregunto qué partes del uso de los medios los hacen sentirse bien, conectados y productivos, y qué partes no.

Y, en tercer lugar, pregúntenles por sus amistades y por el uso que hacen de los medios sociales. ¡Hablen de los demás! Muchas veces, es más fácil hablar sobre nuestros amigos que sobre nosotros mismos. Y, en esta misma línea, anímense a mostrarse vulnerables y a compartir con sus hijos cómo enfrentan los desafíos de los medios sociales. Otra forma de abordar los medios sociales es no empezar hablando de ellos. Pregúntenles por su salud mental, el colegio, los deportes, el sueño, los dolores de cabeza u otros aspectos de su vida, y mencionen cómo los medios sociales podrían estar mejorando o empeorando la situación. Meta tiene recursos en su Centro para familias que ayudan a iniciar este tipo de conversaciones.

Instagram y otros medios sociales pueden ser plataformas estupendas para encontrar una comunidad, conectarse con amigos, aprender nuevas habilidades y expresarse. Muchos adolescentes me dicen que "encuentran a su gente'' en Internet, especialmente quienes provienen de comunidades históricamente marginadas. Adolescentes que se identifican como parte de la comunidad LGBTQIA+ compartieron cómo encontraron apoyo, educación y recursos a través de los medios sociales. Sobre todo en los últimos años, los adolescentes también hablan de las herramientas relacionadas con la salud mental o las habilidades para afrontar situaciones difíciles que obtuvieron online gracias a las plataformas y a las personas u organizaciones a las que siguen, ¡e incluso de algunos consejos sobre salud! Por último, el activismo parece ser un área en la que los adolescentes también señalan los medios sociales como un lugar para compartir ideas y me encanta su entusiasmo por cambiar el mundo según su visión.

Para los padres y madres, es importante conocer las herramientas que ofrecen las plataformas para ayudar a sus hijos a tener una experiencia positiva, porque obviamente no todas las experiencias son buenas. Por ejemplo, pueden ayudar a sus hijos a configurar las recomendaciones de contenido, la administración del tiempo y la supervisión parental, si es lo más adecuado para ellos.

En mi experiencia, no hay una edad determinada en la que sugeriría automáticamente a un adolescente comenzar a utilizar los medios sociales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cada plataforma tiene sus condiciones de servicio con edades mínimas establecidas, las cuales representan una protección importante. Del mismo modo, los medios sociales no son algo homogéneo. No se limitan a Instagram, Facebook y TikTok. Me detengo en cada adolescente, porque hay muchos factores que tienen una importancia única para cada persona. Cuando me piden que aconseje a una familia sobre la edad para comenzar a utilizar los medios sociales, un aspecto muy importante que considero o que pido a los padres y madres que consideren es su tiempo y disponibilidad para guiar a sus hijos.

Quienes tienen niños pequeños suelen asombrarse cuando les comento que los mensajes directos o iMessage pueden plantear consideraciones similares a los de los medios sociales. YouTube Kids y los juegos para iPad o tabletas, como Minecraft y Roblox, también son medios sociales. Por lo tanto, los padres y madres de niños de primaria deben iniciar estas conversaciones, algo que yo misma estoy viviendo en estos momentos, ya que tengo dos hijos en el primer ciclo de primaria. Además, es importante que iniciemos estas conversaciones a una edad temprana para que nuestros hijos no duden en acudir a nosotros cuando necesiten ayuda. Por último, estas conversaciones tienen que darse en el seno de nuestras familias, pero también con los padres y madres de los niños de la clase o curso, y también con el personal docente. Tenemos que hablar de ello en todas las comunidades en las que se encuentran los niños. Esta es una parte que resulta especialmente difícil para padres y madres, ya que las familias tienen valores diferentes en lo que se refiere a los dispositivos y los medios sociales.

Estos son mis principios básicos. En primer lugar, hay que intentar definir una intención o decir en voz alta por qué vamos a usar el teléfono. Tal vez quieran distraerse por 10 minutos, enviar mensajes a tres amigos o aprender más sobre una receta de galletas. El simple hecho de decirlo en voz alta tiene mucho poder y también se puede reflexionar sobre ello después de dejar el teléfono.

En segundo lugar, guíense por sus sentimientos. Presten atención a cómo los hace sentir el tiempo que pasan en los medios sociales o cómo los hacen sentir las personas con las que interactúan. Observen si se sienten con más energía, inspiración o ánimo, o si, por el contrario, sienten tristeza, soledad o abatimiento.

Por último, actúen, hablen y compartan contenido online como lo harían en la vida real. Si no se lo dirían a sus abuelos o no quieren que salga en las noticias, no lo compartan online. Nunca se sabe adónde puede llegar, quién lo verá ni en qué contexto se va a interpretar. Sean amables con ustedes mismos y con los demás, tanto en la vida real como online.

Las conversaciones sobre las experiencias online que tuvieron un gran impacto emocional o que fueron difíciles de abordar son las mejores herramientas para inspirar un cambio de hábito genuino o para permitirles definir límites en su uso de Internet. Las mejores ideas sobre cómo hacerlo en mis conversaciones con jóvenes provinieron de ellos mismos. Son quienes mejor se conocen y pueden proponer formas creativas de corregir algunos errores o cambiar un patrón de uso para que se alinee con sus objetivos relacionados con la salud o su vida en general.

También es mucho más fácil que los adolescentes hablen de lo que sus compañeros enfrentan en Internet que de ellos mismos. Empiecen hablando de los demás. Es algo fascinante y a veces desgarrador, y necesitan un espacio para hablar de ello.

Creo que Theodore Roosevelt dijo: "La comparación es el ladrón de la alegría". La comparación social puede afectar la autoestima, y los adolescentes se encuentran en una etapa de desarrollo frágil en la que se toman los comentarios muy en serio y se concentran más en sí mismos que en otras etapas. Así que, para ayudarlos, debemos hacer lo posible para reforzar su autoestima tanto en la vida real como en Internet y enseñarles a protegerse de quienes no les dan alegría ni los hacen sentir respetados y valorados. En definitiva, todo se reduce a la sensación de que uno es importante. Fomentar un sentimiento de importancia puede ser un antídoto muy poderoso contra la comparación social. Hace poco escuché a Jennifer Wallace, autora de Never Enough, hablar sobre esto y es algo muy potente. A pequeña o gran escala, todos debemos transmitir a nuestros hijos y a todos los adolescentes con los que nos relacionemos que son importantes, que tienen capacidades, que son valiosos y que aportan algo a este mundo.

Pido a los adolescentes que interactúen con el contenido que los hace sentir bien. La práctica de evaluar cada diciembre a qué personas dejar de seguir es una tendencia real, y es bueno dejar de seguir a quienes no nos hacen bien. Del mismo modo, suelo sugerir a los adolescentes que desactiven los Me gusta y que restrinjan a las personas si no quieren que sepan que dejaron de prestarles atención. Lo más importante, como dije, es hablar regularmente sobre todo esto con sus hijos.